La Salvación a través del Chocolate :)

Amamos el chocolate. Quizá tanto que hasta cierto punto llegamos a creer: “mientras tenga chocolate, seré feliz”. Así funciona el poder del apego. Y sobre este apego, creamos una filosofía basada en el chocolate y ordenamos nuestra vida dando prioridad al chocolate.
Pero a veces, no hay forma de conseguir chocolate, y cuando el chocolate desaparece, nos ponemos nerviosos, nos alteramos: “¡Oh no! ¡Ahora ya no soy feliz!”. Aunque ciertamente no es la ausencia de chocolate lo que nos hace infelices; son nuestras ideas fijas, así como nuestra interpretación errónea de la naturaleza del chocolate. 


El chocolate, como todos nuestros placeres y todos nuestros problemas es transitorio: el chocolate se va, el chocolate desaparece, y esto es natural. Cuando lo comprendes, tu relación con el chocolate puede cambiar; y cuando lo comprendes de manera profunda, en verdad no tendrás miedo de nada en absoluto.
En último término, no puedes confiar en el chocolate. No siempre está contigo: cuando lo necesitas, no está ahí, y cuando no te apetece, lo tienes delante. Todos los placeres efímeros son así; y si la búsqueda de felicidad te produce aferramiento al mundo de los sentidos, entonces te encontrarás con mucho sufrimiento, porque no tienes ningún control sobre el mundo de los sentidos, ningún control sobre la transitoriedad.
Todos los seres pretenden la felicidad. El deseo de felicidad impulsa tantas cosas en el mundo!!!….desde la fabricación del más diminuto de los caramelos a la nave espacial más sofisticada, la motivación subyacente es encontrar felicidad. Bajo todo el curso de la historia humana está la constante persecución de la felicidad, o en cierto sentido, la persecución de más y mejor chocolate.
¡¡Pero anímate!!. Hay otra clase de felicidad disponible, una honda y perdurable alegría de experiencia muda, una alegría que proviene de tu propia mente. Esta clase de felicidad está siempre contigo, siempre disponible. Cuando quiera que la necesites, siempre estará ahí, y puedes descubrirla estudiando tu propia mente (a través de la práctica

de la meditación). Observarla e investigarla es en realidad muy simple, sumamente simple. 

Con la práctica, donde quiera que vayas, en cualquier momento, puedes experimentar esafelicidad….incluso cuando ya no quede chocolate!!!.