Calma mental

Hay gente que piensa que la meditación es un acto pasivo, pero no es así. Quizás sea la mejor forma de lograr crear una sociedad más justa y equilibrada en todos los sentidos.  Por el momento, vivimos esclavos de una mente simultáneamente confusa, agitada, rebelde, y sujeta a innumerables patrones condicionados y automáticos. "El objetivo de la meditación no es cerrar la mente ni anestesiarla, sino hacerla libre, lúcida y equilibrada"(Matthieu Ricard). No se trata de una simple sensación pasajera sino de una manera de ser, de estar presente en el mundo, aunque que las condiciones externas no sean óptimas”.
Este estado se puede cultivar. 
Para ello podemos utilizar la meditación shamatha (quietud mental). Con esta práctica, mejoramos nuestra capacidad de calma y centramiento mental. Nuestro nivel de conciencia normal puede compararse con una mala linterna, que produce una luz difusa al tener las pilas gastadas. Por lo tanto no nos sirve para alumbrar en la oscuridad. El resultado es una mente distraída, vulnerable y esclava de las emociones y actitudes destructivas, irritaciones, obsesiones...etc. que se nos llevan de acá para allá. Con Shamatha, poco a poco podremos concentrar la luz y recargar las pilas, para ver claramente y ganar libertad para escoger cada vez más cómo queremos vivir nuestro presente.
Durante la meditación shamatha, podemos descansar nuestra atención en un objeto base, que puede ser nuestra respiración o incluso la propia mente, para volver a el cada vez que nos distraigamos y así ganar calma, estabilidad y amplitud desde donde poder conocernos mejor, observar y comprender mejor los procesos mentales; el surgir y fluir de pensamientos, emociones, recuerdos...etc...entonces podremos experimentar nuestra capacidad de no dejarnos llevar por ellos sin elección.
En nuestro día a día, si lo deseamos, también ganaremos la libertad de elegir mejor entre aquello que nos desgasta y lo que nos ayuda a cultivar una felicidad interna cada vez más grande y duradera.